Vení a disfrutarlo a la biblioteca o llevátelo en préstamo a tu casa para leerlo junto a tu familia.
A los diez años le tenía miedo a Drácula, y a un montón de cosas más,
pero mucho a Drácula.
De noche, en la oscuridad y el silencio del cuarto, no pegaba un ojo si no pasaba a mi hermanito de cinco años a mi cama.
Así dormía plácidamente.
Él jamás hubiera podido defenderme de Drácula,
y yo lo sabía; pero
era el miedo a que venga el miedo
y, contra el miedo
que desata el miedo que el miedo me da,
lo mejor es no estar solo.
Entonces y siempre,
entonces y siempre.
Entonces
y siempre.
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